Nos enfrentamos al mayor peligro, perder el compromiso positivo de la próxima generación de líderes. Cada vez los jóvenes se enfrentan a desafíos globales, como una pandemia, hasta una recesión global y el cambio climático, durante sus años formativos.
De acuerdo a una encuesta realizada en Estados Unidos los jóvenes son menos optimistas sobre el futuro, esta sensación decreciente de optimismo nacional ha estado presente durante algún tiempo en distintas generaciones, se debe abordar el tema pues se podría perder una generación o más.
Las cosas empeoraron con el COVID-19, gracias a las altas pérdidas de empleos y la falta de acceso a un capital estable. Lo que ha dejado a los millennials con un crecimiento económico más lento que cualquier otra generación, con menos ahorros y activos que las generaciones de su edad.
¿Qué podemos hacer para mejorar la situación y recuperar una visión que empodere y permita el éxito de los jóvenes?
Existen algunas formas en EE.UU. existen los programas vocacionales que brindan habilidades comercializables y demandadas, ofrecen capacitación rápida y bastante económica.
Muchas empresas se están dando cuenta de que estos programas de capacitación tienen beneficios porque capacitan a los empleados potenciales en habilidades de alta demanda.
Los líderes actuales deben enfocarse en llevar de manera inclusiva y consiente a la nueva generación a posiciones de liderazgo.
Algunas empresas como Heineken tiene un programa de tutoría inversa “donde los aprendices son líderes”
Pero aún se debe hacer mucho más para preparar a esta generación con una visión más optimista.