El título y la posición tienen poco que ver con ser líder, la gente piensa que si eres CEO debes ser un líder.
Las organizaciones deberían reconocer a los miembros del equipo con la capacidad de liderar bien o reconocer los rasgos personales fundamentales y luego brindar capacitación y oportunidades de desarrollo para que una persona pueda convertirse en líder.
El liderazgo no es una posición ni un rasgo. «El liderazgo es un proceso de influencia entre un líder y sus seguidores», escribió Edwin Hollander en Leadership Dynamics. Los investigadores Anderson, Spartaro y Flynn definen la influencia como «la capacidad de cambiar las acciones de los demás de alguna manera determinada». Se suele decir que, si tienes seguidores, eres un líder. Ninguna de estas definiciones se basa en el puesto o título.
En la empresa cualquier persona puede tener el carácter y la competencia para liderar independientemente de su posición en el organigrama. Si eres un líder, puedes influir en las personas de la organización que son tus pares o incluso superiores.
Para liderar eficazmente, debe haber una relación de confianza y respeto mutuos entre el líder y aquellos a quienes se le ha asignado liderar.
Quizás una verdadera prueba de capacidad de liderazgo, ya sea hacia arriba o hacia afuera, dependa únicamente de la capacidad de uno para construir una relación de influencia con personas de quienes no se espera ni se exige que sigan.
Liderar es comportarse y comunicarse de una manera que influya en quienes se encuentran en los niveles superiores de la organización. Es probable que el objetivo del liderazgo sea uno de los siguientes:
- Dirigir la organización hacia una visión u objetivo que los niveles superiores quizás aún no vean.
- Fomentar el crecimiento y desarrollo de una persona a un nivel superior.
- Introducir pensamientos, prácticas o ideas en la organización más allá del área de responsabilidad.
- Desde una perspectiva personal, generar respeto e influencia dentro de la organización.